viernes, 23 de julio de 2010

Acosar el animal rabioso del uso
















20x20x10 cm. Pelo natural, propio y anónimo (gentileza de la peluquería "La mano loca")


El origen de este proyecto tiene que ver con esta inutilidad, con la conversión de objetos cotidianos en objetos inservibles, con un juego de transferencia de literalidad. Y de algo tan sencillo deshilvanar los posibles sentidos, las diversas lecturas, la sugerencia.
Recuperar un trocito de Breton, sus apuestas por desbancar la productividad de la consumista vida cotidiana para “acosar el animal rabioso del uso”.
Un objeto que pierde su valor de uso por flacidez.
Un elemento orgánico que se imbrica en el utensilio.
Un objeto que actúa como prótesis de un cuerpo femenino.
Una acción en la que se pone en juego la pérdida y la reconstrucción.
Un objeto que adquiere vida como por transfusión poética.
Un desprendimiento del símbolo de la feminidad.
Un intercambio.

Me corto el pelo para crear esta pieza, y para sacarme pesares de encima.
Hace tiempo lo hice para deshacerme de un atributo de la feminidad. Asociado al cabello, al estado del mismo, se depositaba un mal o bienestar (cotidiano), en esa estrecha relación con la belleza y la preocupación por la estética.
Ahora, es un rito de paso, necesario en los momentos de cambio.

Y aparece una nueva relación, que hace que contenedor y contenido se junten en un solo objeto, como cuidadora y cuidada.
Aunque a veces, se convierta en un objeto imposible.